AMLO, Trump y la lucha contra el “Narcoestado Profundo”: Caso Cienfuegos



Escandalosa, por decir lo menos, resultó la captura por parte de la agencia antinarcóticos de EE. UU., la DEA, del general Francisco Cienfuegos Zepeda en la ciudad de Los Ángeles el pasado jueves 15 de octubre cuando se dirigía por vuelo a Nueva York para una visita familiar. En nuestro país produjo un enorme asombro dada la posición y el nivel del acusado. No había acontecido el hecho de que se detuviera y acusara de elaboración, tráfico y trasiego de droga a un ex secretario de la Defensa Nacional mexicano, -grado máximo en el Ejército, solo debajo de la figura de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas que pertenece al Ejecutivo Federal-, por tanto, se sienta un precedente de grandísimas y profundas dimensiones, y hace pensar que cualquier expresidente o funcionario de alto nivel podría experimentar una situación similar.


Podríamos pensar algunas cosas acerca de la detención; circunscribirnos a los asuntos domésticos, y ver en esto sólo un caso aislado y sin vínculos en materia de geopolítica binacional, pero todo lo contrario: más bien, dicho evento indica que el propósito real de la captura y posterior juicio del general Cienfuegos - general de 4 estrellas y ex director del Colegio Militar, ex Subjefe de Doctrina Militar del Estado Mayor- se encuentra más allá de los posibles delitos que el susodicho haya cometido durante su encargo, y que se trataría más bien de un mensaje contundente por parte de la administración Trump al denominado Deep State, o “Estado Profundo”, es decir, al aparato de inteligencia y seguridad de la Unión Americana, que impuso en nuestro país la “estrategia de terror” (que en México se conoció como Guerra contra el narco) que instrumentaron dócil y criminalmente Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto durante sus mandatos, en subordinación tácita a sus pares americanos, Bush y sobre todo Barack Obama. Éste último, un tecnócrata que ha sido el mayor detractor de Trump, por tanto, la posible vinculación de las operaciones de Cienfuegos con el gobierno de Obama les asestaría también un golpe a los demócratas a pocos días de la elección.


Durante ambos sexenios (Calderón-Peña) las Fuerzas Armadas, y en particular del Ejército, fungieron como eslabón e instrumento en la cadena logística de traslado y trasiego de droga, sobre todo cocaína, heroína y ahora el fentanilo, a través de distintas rutas cuyo destino eran los Estados Unidos, todo auspiciado por el aparato de inteligencia antes mencionado, solapado por las agencias norteamericanas, como la infame ATF (Agencia de Control de Alcohol, Tabaco y Armas), responsable de cientos de masacres en nuestro país al ser la instrumentadora del operativo “Rápido y Furioso” que brindó armas y poder de fuego a los grupos narcotraficantes en México.


Por eso, podemos pensar que seguramente el general Cienfuegos no es el único militar, si bien sí el de mayor rango, de quienes están involucrados en toda esta trama de corrupción, violencia y traición.




Podríamos esperar ver en próximos días, semanas o meses la captura de más elementos del Ejército y de uno que otro funcionario involucrado también en esta trama, y quizá, en colaboración con la administración del presidente mexicano López Obrador, de los expresidentes de marras. No sabemos si sucederá, lo que sí sabemos es que el caso Cienfuegos conmocionó las estructuras del aparato geopolítico neoconservador, enviando una clara señal de que las cosas han cambiado, y no se escatimará por parte de ambos dirigentes (López Obrador y Trump) en la lucha común contra la delincuencia, la impunidad y la corrupción a todos niveles. La captura del general Cienfuegos indica que eso ya está en marcha. Esperemos que así sea.


Sergio Barbosa