Breve ensayo sobre la actual revolución política y social de México



En la teoría política clásica es bien sabido que existen dos tipos de revoluciones: 1) la revolución política y 2) la revolución social. La primera de ellas, acorde con Arnaldo Córdova, es una revolución que tiene como objeto la destrucción de un orden público establecido y algunas reformas sobre la propiedad, mientras que la segunda se enmarca en la teoría del marxismo revolucionario y tiene como principal objetivo eliminar cualquier forma de propiedad privada que establezca condiciones de explotación entre hombres y mujeres y entre ellas con la naturaleza.


Dicho ello, en México se podría decir que estamos experimentando un intento de revolución política, y digo que es un intento porque carece de elementos para declarar dicha revolución consumada, y es política porque mantiene al capitalismo como horizonte, es decir, no busca la eliminación de la explotación en su totalidad.

Pero dicho ello, cabe preguntarse ¿qué elementos le hacen falta a la autodenominada cuarta transformación para poder consumarse como revolución política? Y sobre todo ¿puede ser esta revolución política un paso al frente para consolidar una revolución más cercana a la social?

Las respuestas parecen no ser fáciles, sin embargo, aquí se intenta hacer un bosquejo general de respuesta a ambas preguntas.


1. Los elementos faltantes para la revolución política


El actual gobierno de México emanó de un movimiento que implicó el colaboracionismo de clases; trabajadores, campesinos, artistas, pequeños y medianos empresarios se sumaron al “movimiento de regeneración nacional”, ya como partido morena, pero desde su propia trinchera, es decir, las clases sociales aceptaron la dirección de este “partido” para lograr la conquista del poder político sin pertenecer propiamente al mismo o identificarse en su totalidad con los principios establecidos en los estatutos, sin embargo, ello no significó obstáculo alguno, pues en política las alianzas de clases a veces pueden ser validas para lograr un fin superior, en este caso: derrumbar el viejo orden político.

Sin embargo, las propias alianzas tienen momentos de ruptura, pues por ello son aliados y no parte de un mismo entendimiento, y es esto lo que puede volverse peligroso para quienes tienen menor correlación de fuerzas.

En lo particular, el intento de revolución política actual de México empieza a vivir momentos de crisis interna por las contradicciones ideológicas de quienes la impulsaron. Por un lado, se haya el sector empresarial buscando un “mercado más libre”, como si no hubiera ya bastantes sectores desregularizados, y por el otro lado se haya una clase popular bastante amplia que se haya desorganizada y que no apoya en los momentos cruciales de transformación, y no por falta de voluntad sino porque no hay dirección política, ni partido, ni movimiento social que acompañe y ayude en la profundización de esos procesos.


Estas diferencias son irreconciliables, sobre todo cuando se habla de los grupos que se autodenominan de izquierda y que quieren que la transformación avance con pasos mas profundos y los grupos empresariales que buscan a toda costa mantener desde el gobierno ciertos privilegios que aún se conservan del viejo régimen político. Es por ello por lo que la lucha por el instrumento más importante para tomar el poder político, morena, ha tomado un carácter más de confrontación. Es una lucha de intereses en donde lamentablemente parte de la base trabajadora apoya a quienes podrían ser dilapidadores del intento de revolución política. Hace bien Armando Bartra cuando dice:

"Pienso que esta vez Andrés Manuel falla en su diagnóstico. El verdadero problema de Morena no está en que ahí “no se ponen de acuerdo”, sino en la naturaleza de los desacuerdos que los traban y los confrontan. Lo que hay en el fondo de los conflictos son dos concepciones radicalmente distintas de lo que debe ser el partido, de su lugar en la 4T e incluso de lo que debe ser la propia 4T. Y que me perdone el presidente, pero en dilemas como estos no hay forma de ponerse de acuerdo."

Es ahí, donde se puede encontrar el principal elemento faltante para consolidar la revolución política planteada: la falta de una ideología política clara desde el partido. El morena, se fundó con principios éticos muy claros: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo, mismos que son principios que siempre se han pregonado desde la izquierda ¿por qué entonces huir de la izquierda como proyecto para morena y de nación? ¿por qué algunos personajes que buscan la dirección política dicen que tenemos que corrernos más al centro?

Ambas preguntas se pueden responder con la falta de ideología partidaria y la nula o casi nula correlación de fuerzas de quienes se hayan en el ala mas de izquierda del partido, pues como crítica fraterna creo que es necesario decir que no se ha sabido convencer ni vencer a la alienación del capital sobre la amplia masa popular. Ahora bien, ¿son la falta de ideología y la correlación de fuerzas del ala izquierdista los elementos faltantes para la consumación de la revolución política?

En parte si, pues sin un partido fuerte ningún gobierno puede hacer valer su fuerza social cuando esta se necesite, y un partido fuerte es aquel que se encuentra nutrido de una basta de ideología y una correlación de fuerzas favorable a la transformación, por ello, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, tenga el control del timón gubernamental, puede ir sufriendo embates si no cuenta con un instrumento que le ayude a organizar la masa popular del lado de la transformación que nació como idea de izquierda y que debería seguirlo siendo.

Ahora bien, la militancia debe entender que uno no puede decir quien si y quien no puede entrar al movimiento con la caracterización de si es o no izquierdista, pues al aún no encontrarse definido el terreno ideológico eso no se hace valido en la práctica , sin embargo si puede señalar a quienes se alejen de los principios enmarcados en el estatuto, y a riesgo de ser sumario creo que el partido esta inundado de esa gente; no es un tema de sectarismo como señalan quienes defienden a quien defiende al capital, es un tema de defensa interna para evitar un caso como el Ecuatoriano con Rafael Correa y Lenin Moreno.

A manera de conclusión en este primer apartado se puede decir que los elementos faltantes para la consolidación de la revolución política son dos: 1) Definir la ideología de morena, pero para ello se debe ganar el segundo elemento; 2) Ganar la correlación de fuerzas a la izquierda. Ambos elementos concluyen en uno solo: hacer de morena un partido fuerte, pues es el último elemento faltante para consolidar la transformación política; ya se tiene el gobierno.


2. De la revolución política a la revolución social

Sin duda alguna la segunda interrogante planteada en la introducción es la de más difícil respuesta, pues depende primero de ganar la revolución política, sin embargo, ha sido demostrado en Venezuela, con el comandante Hugo Chávez Frías, que cuando se gana una revolución política se puede encaminar el proceso de transformación a una revolución social. Aunque en Venezuela la revolución social no termina por consumarse, no le queda duda a nadie de los avances sociales y la gran cantidad de bienes públicos que se gozan allá; su economía avanza como un proceso emancipador del capital y la propiedad como base de la explotación.

En México, la revolución social se ve en un horizonte lejano, primero morena debe consolidarse como partido de izquierda que ayude a concretar la revolución política, y después debe articularse con el movimiento social para poder nutrir la radicalidad de su postura partidaria y con ello de gobierno. Es decir, una transformación social, acorde con Monedero, no se consolida sin paralelamente echar a andar el partido, el movimiento social y el gobierno.

El camino será largo, y la derecha no cederá ni en las calles, ni con su intromisión en los asuntos internos de la izquierda, pero burlar esos obstáculos son los que definirán si la izquierda es lo suficientemente comprometida para avanzar hacía su utopía de una 4 transformación desde la base.

Cesar Balcazar