La discriminación y contradicciones en la migración: Reflexión desde Iztapalapa




Los migrantes en Iztapalapa se han vuelto un tema para comentar, desde la discriminación interiorizada del mexicano hasta el temor de éste por la competencia laboral que se crea. Este fenómeno migratorio que sucede en Iztapalapa es grave y visible, no ha pasado desapercibido el color de las personas ni sus costumbres o su forma de comunicarse. La gravedad no radica en la migración en sí o en la percepción de algunos vecinos como una "invasión", sino en las condiciones precarias en las que viven los migrantes en México, sin una estancia digna.


Resulta irónico que exista enojo por parte de los mexicanos hacia aquellos que llegan al país en busca de mejores oportunidades de vida, considerando que México ha sido históricamente un país de migrantes y que los mexicanos han experimentado discriminación y xenofobia en otros lugares del mundo. Es lamentable que ahora se reproduzcan estos conceptos insultantes, el mexicano se apropia inconscientemente de estos conceptos y se une a excluir a los migrantes, que no hacen más que lo mismo que han hecho y siguen haciendo los mexicanos migrando: buscar oportunidades por la idea de una mejor vida.


Es interesante analizar por qué los migrantes de origen afrodescendiente, provenientes del Caribe, Centroamérica o Sudamérica, sufren mayor discriminación. En contraste, en lugares como Oaxaca, se encuentran grandes cantidades de migrantes blancos y privilegiados que, en lugar de contribuir a la economía local, gentrifican estas zonas. Es importante destacar la cuestión del color de piel, aunque pueda parecer un tema del pasado, ya que evidencia la persistencia de la discriminación interiorizada. No es normal ni justificado excluir a personas que enfrentan problemas similares a los nuestros. En lugar de intensificar la segregación, debemos promover la empatía y la solidaridad.




Vanessa Espinoza Fernández