Una estética de la dignidad


En tiempos de transformaciones sociales profundas como la que vive nuestro país, vale la pena preguntarse si la transformación social deba ir acompañada de las artes y la cultura, citando la frase “Las revoluciones son políticas, sociales y culturales, siempre culturales” viendo en el arte desde cualquiera de sus expresiones un medio de liberación del pueblo.

No es fácil ya que hemos heredado un sistema neoliberal que nos impuso su ideología basada en la moda, el ocio, el arte de museos, la publicidad enfocada al consumismo, etc.


El arte moderno ha acentuado una condición aparente de la estética en cuanto su totalidad lograda como respuesta a los procesos de comercialización que lo han ido marginando como mero objeto de contemplación desinteresada.


La situación es paradójica para el arte, ya que de su propio autocuestionamiento surge la posibilidad de salvarse a sí mismo, de evitar la neutralización en la que recae como puro objeto de contemplación y consumo desinteresado y es cuando nos damos cuenta que no hay lugar en el que no exista artista que esté planteando alguna forma de transformación desde su arte, desde su música desde su danza, dando surgimiento a obras que poseen conciencia cultural popular.

El arte en la transformación entonces toma un papel principal visibilizando un mundo con profundas desigualdades, y creando consciencia.

Fuente de la imagen: Grafitis en CDMX


Nos damos cuenta que tenemos que romper con la forma elitista de ver el arte, creando una nueva estética, una estética de la dignidad que nos permite caminar a una mejor sociedad.


Fuente de la imagen: Milenio

Una muestra en el ámbito cinematográfico puede ser la reciente película “Ya no estoy aquí” que compite para representar a nuestro país en los certámenes más importantes de este ámbito. Un filme que retrata lo más difícil de retratar, que es algo que ya no está, algo que se va, la película lo logra conectar revelando esos momentos en donde el sistema ha invisibilizado y marginando a sectores de la sociedad, ofreciendo un discurso contra el prejuicio, la enigmatización y a favor de la dignidad, de esas películas que llegan a nosotros en el momento exacto para hacernos reflexionar


Rubelio Morales Zea