Una Inquietud de Amanecer



Han sido los convulsos acontecimientos políticos de los últimos años los que han empujado a miles de jóvenes a participar, a organizarse y a tomar posturas. Desde el levantamiento zapatista de 1994 y la huelga de la UNAM de 1999, la juventud ha estado presente siendo protagonista de sendos movimientos y aportando creatividad, energía y volatilidad en su conformación.


Esta juventud de la que hablo es la heredera de los estudiantes del 68 y de los militantes de la Liga 23 de Septiembre (capturados, torturados y desaparecidos por el gobierno prisita en turno); es heredera de la solidaridad que miles de jóvenes demostraron la terrible mañana de 19 de septiembre de 1987, y del movimiento democrático que se desató años después en el crepúsculo del siglo XX y que arrebató la capital del país al PRI.


El empuje que la juventud ha dado a la política mexicana no puede soslayarse ni ignorarse, nuestra participación ha sido clave. Los ejemplos están al alcance de un clic: fueron jóvenes los que abuchearon y corrieron de la Ibero al -en ese entonces- telecandidato Peña Nieto y fueron jóvenes los que se organizaron en las diversas universidades públicas del país para exigir democratizar los medios de comunicación.

Fueron jóvenes los que indignados exigieron y acompañaron a los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en su búsqueda de justicia. Fuimos jóvenes los que construimos, casa por casa, el mayor movimiento democrático del que América Latina pueda tener memoria. Fuimos millones de jóvenes los que votamos y hoy respaldamos al presidente de México. Somos jóvenes los que enarbolamos la bandera de la democracia y la justicia.


Universidad de Guadalajara, Diciembre 1972


Y aunque no son sustantivos los márgenes de edad que se le quieran poner a la juventud, pues en esencia la juventud es una actitud, una actitud de rebeldía militante y acción renovadora, como lo dijo Salvador Allende en el discurso que dio en la Universidad de Guadalajara en 1972:

"hay jóvenes viejos y viejos jóvenes", es válido preguntarse, ¿qué lugar la Historia -con sus capitanes al timón- tiene destinado para la juventud?

¿No se nos reprocha cotidianamente a los jóvenes por nuestra supuesta apatía y falta de participación en las labores, problemas y actividades de la comunidad? ¿No hemos sido acusados de ser el origen y causa de la violencia que vive México desde hace varios años, en realidad desatada por las condiciones de desigualdad y subdesarrollo del modelo capitalista? ¿No se nos responsabiliza de la conformación del futuro sin permitirnos tomar el timón de este barco en el que todos nos miran como simples cadetes de tripulación?

Me refiero al barco de la política en todas sus expresiones, desde la conformación de las comisiones de participación comunitaria que en su mayoría están acaparadas por líderes de colonia que comenzaron su participación política con el PRI y hoy siguen activos, hasta las representaciones populares y los espacios de decisión al interior tanto de los partidos políticos de izquierda como de los movimientos y organizaciones sociales, y sindicatos.


La participación de la juventud es crucial para la conformación de una sociedad diferente. Y aunque se deben reconocer los avances que se han logrado con las acciones afirmativas del INE desde donde se instruye a los partidos a destinar un porcentaje mínimo de candidatos y candidatas jóvenes; así como el gran logro de morena al nombrar como Secretaria General a la compañera joven Citlalli Hernández Mora, también debemos reconocer que el camino aún es largo, pues las estructuras de conformación de lo político en México, desde la época colonial, han sido hechas y ocupadas por personas que no podríamos incluir en la categoría de juventud.

Citlalli Hernández Mora

Por eso, en este momento de gran importancia para la 4T donde se está gestando la siguiente generación de políticos, entre la juventud militante de morena ha surgido una inquietud de amanecer. Y esta inquietud que nace como un impulso, se reafirma cada vez en la clara convicción de que solamente podremos profundizar la 4T si como juventud politizada y partícipe de esta transformación, incidimos activa y protagónicamente allí donde se toman las verdaderas decisiones del país y la ciudad, con nuestros valores y el amor a nuestra patria por delante, pero siempre con la mente bien clara de que México será lo que nosotros hagamos de él.


Diego César Valdez López

  diegocesar.valdez

  @DiegoCesarVal

  Diego César Valdez