Para nadie es un secreto que México es uno de los países con mayor desigualdad entre los países de la OCDE. La diferencia abismal entre los ingresos de los hogares de los deciles mas altos con quienes apenas tienen una canasta alimentaria o menos, representa un problema ético y económico que ha sido poco puesto a debate en las esferas del poder público por los intereses económicos de a quienes representa cada funcionario del ejecutivo y el legislativo.
La gráfica siguiente muestra que, aunque la desigualdad por ingresos medida por el INEGI ha ido disminuyendo, también muestra que son los periodos de crisis, 1994 y 2008, donde esta aumenta y que, aunque ha disminuido se encuentra en niveles realmente altos comparados con los propios países de la OCDE.
Elaboración propia con datos del Banco Mundial.
La situación se agrava cuando uno observa las estimaciones de la desigualdad, pero medida no únicamente entre los ingresos sino entre la riqueza. La diferencia entre estos dos términos radica en que los ingresos son un flujo constante que reciben las personas por el trabajo, mientras que la riqueza representa la acumulación de esos flujos y la tenencia de otros activos que permiten ingresos extraordinarios e inclusive pueden ser heredados. A esta forma de riqueza, Piketty también lo determina como “capital”.
Algunas estimaciones realizadas por Esquivel demuestran la evolución de la riqueza con respecto al Producto Interno bruto de los mas grandes empresarios de México, sin embargo, aunque son valiosas solamente son un aproximado de lo que puede que sea un problema mayor pues hoy día la riqueza no puede ser medida por la confidencialidad que tiene el SAT así como por un subestimación de la concentración que representa solo medir la desigualdad por ingresos.
Fuente: Esquivel, OXFAM 2014
La gran concentración del capital (riqueza) de los 4 millonarios mexicanos con respecto al PIB, un 8%, demuestra la gran monopolización de la economía mexicana y con ello evidencia los problemas estructurales que no han querido ser debatidos: poca competencia económica, reformas fiscales endebles, el sometimiento del poder político al poder económico o al menos sus lazos que han permitido el crecimiento de los monopolios a costa del poder público y la poca distribución y con ello a costa de la pobreza.
Ahora bien, el día de ayer, 17 de mayo del 2020, el presidente del partido “Movimiento de Regeneración Nacional”, puso énfasis en la importancia de medir las formas de riqueza a través de la observación del INEGI del patrimonio de los ciudadanos aunado a un cruce de datos con el SAT, por lo que los medios informativos, así como los grupos políticos identificados con los grandes empresarios han expresado su rotundo rechazo y con ello empezado a generar una campaña de desinformación.
Lo cierto es que nuevamente tenemos a grupos conservadores que monopolizaron el poder político y el económico oponiéndose a una propuesta que puede mejorar la distribución de los ingresos y de la riqueza generada a través del trabajo de todos los trabajadores y con ello incrementar su calidad de vida y bienestar, pero ¿cómo puede mejorar una medición de la riqueza la vida de los deciles mas bajos de los ingresos?
Creo que la respuesta va por dos caminos:
Cesar B. Semilla Guinda