Apuntes para la construcción del nuevo Estado de Bienestar en México



Introducción

El Estado de bienestar no es un concepto nuevo, y nos hace retroceder al siglo XX cuando este tipo de modelo económico y social tuvo preponderancia en el mundo, sin embargo, en México a pesar de que durante la mayor parte del siglo XX hubo un Estado fuerte, en realidad dicho experimento terminó alejándose del planteamiento teórico de los Estados de Bienestar y con ello se reforzó la lógica anti estatal que guiaría al liberalismo económico nuevamente al poder a finales del siglo XX y principios del XXI.



Material y Métodos

El presente artículo de opinión representa una postura propia basada en el análisis de la historia económica de México durante la mayor parte del siglo XX.


Apuntes para la construcción de un nuevo Estado de Bienestar en México


Hablar sobre la historia del Estado de Bienestar en México, nos hace retroceder a la concepción Estatal del gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río, puesto que es en su periodo de gobierno,1934-1940, cuando se apuntalan las bases del Estado como motor del crecimiento y el desarrollo económico y social del país.


El periodo Cardenista, en lo político estuvo fuertemente impulsado por el clamor popular del pueblo dada su gran cercanía de la gente. Inclusive algunos autores mencionan que al momento de ser electo como presidenciable por Elías Calles, Cárdenas ya se sabía presidente de la República, sin embargo, ello no le fue suficiente pues quería llegar a ejercer el poder de forma legitima y con el mayor apoyo posible, por ende, se soltó a realizar la campaña presidencial más cercana al pueblo de la que se tenga memoria escrita. Este último acto, le valió al General el reconocimiento y respaldo en cualquier da de las acciones que su gobierno pudiera tomar en favor de los movimientos sociales, los pueblos originarios y los trabajadores, cuenta de ello es la expropiación petrolera de 1938, la cual se pudo pagar con el financiamiento voluntario del pueblo.



En lo económico, el Estado de Bienestar Cardenista estaba impulsado por fuertes raíces sociales y comunitarias más que económicas privadas, pero sin que estas últimas se vieran fuertemente afectadas con la excepción de las petroleras. Acorde con Cárdenas (2003), Lázaro Cárdenas marcó una reestructuración del Estado y de las relaciones con su economía, en la cual la base política cambió del ejercito y los grupos adinerados hacía los campesinos y obreros.

Asimismo, la serie de reformas planteadas en el plan sexenal daban cuenta de que la idea era fortalecer el mercado interno y catalizar a los obreros, campesinos y pequeños empresarios de México como los principales actores de la nueva economía Estatal de ese tiempo, ejemplo de ello es que, acorde con Cárdenas (2003), durante el sexenio cardenista, el crecimiento industrial en México y con ello del Estado se vio impulsado en un 56.4% por la demanda interna de México.

Los datos revelados de la época Cardenista, según Cárdenas (2003), muestran que la Inversión Pública en México crecía a niveles del 7% anual, lo que a su vez puso a la economía mexicana en un crecimiento con rendimientos de escala crecientes.

Sin embargo, las tensiones políticas impulsadas por quienes perdían sus privilegios y veían a Cárdenas un sujeto radical tendiente al socialismo soviético lograron ejercer tal presión que hicieron que Cárdenas no decidiera brindar su apoyo a su amigo Francisco J. Múgica, lo que llevó a Ávila Camacho a la presidencia.



Lo más relevante del sexenio Cardenista en cuanto a la construcción del Estado de Bienestar es que este se tuvo en la mente como un modelo económico propio y alejado de cualquier influencia ideológica de la Unión Soviética o de los Estados Unidos. Asimismo, cabría destacar el hecho de que en el centro del modelo práctico la justicia social fue la bandera del gobierno, pues ello lograba la cohesión social necesaria para impulsar las grandes reformas del Estado.


Una vez instaurada la presidencia de Ávila Camacho, el modelo de Estado de Bienestar planteado en la práctica de justicia social por Lázaro Cárdenas quedó atrás, puesto que, acorde con Cárdenas (2003), se instauro el modelo de industrialización capitalista basado en la “eficiencia y crecimiento económico”. Aunque sobrevivieron la mayor parte de las instituciones estructuradas por el Cardenismo y la revolución nacional estas se orientaron hacía otros fines: la industrialización para el crecimiento económico y no para la vida digna.

De Ávila Camacho en adelante, el modelo de Estado de Bienestar obtuvo grandes logros, pero también ciertas deficiencias que hoy siguen siendo costos sociales muy grandes, tales como no abatir la desigualdad económica y social, a pesar de poder haberlo hecho y un Estado autoritario que se heredó incluso a la etapa neoliberal de México.

El crecimiento económico en la historia de Ávila Camacho en adelante puede ser dividida en dos etapas tal y como lo demuestra Cárdenas (2003): De 1940 a 1945 el crecimiento económico estuvo basado en las exportaciones, puesto que estas se vieron favorecidas por la segunda guerra mundial. De 1946 a 1982, un crecimiento económico con arriba de tasas del 6% impulsado por el proteccionismo a la industria nacional y con ello de un mercado interno en constante expansión, así como el crecimiento de la deuda económica para el financiamiento de los proyectos.

De este segundo periodo de Estado de Bienestar, cabe rescatar el hecho de que el Estado como agente económico tiene los instrumentos suficientes para lograr el crecimiento económico y el desarrollo de las fuerzas productivas del país, sin embargo, se vio limitado en su capacidad financiera para que dicho crecimiento económico fuese lo que algunos denominan “sano”. Asimismo, el Estado de Bienestar de este segundo periodo, 1946-1982, fue olvidando el principio de justicia social y con ello se olvidó de abatir las desigualdades económicas y sociales que ya aquejaban al país, dejó de potencializar su consumo interno por enfocarse en la protección de la oferta agregada. Por último, para 1968, el Estado de Bienestar quedó casi totalmente borrado como un proyecto de justicia social, pues dio cuenta exagerada de lo represivo que se había vuelto ante la diferencia política.


Ya para 1982, el neoliberalismo quedó instaurado en México y con ello el desmantelamiento de la participación del Estado en la economía, pues la deuda se había hecho insostenible, la economía quedo derrumbada y el Estado autoritario había hecho perder toda legitimidad al Estado como ente rector. Así pues, se vendió la idea del agotamiento de un modelo que si bien tuvo fallos había logrado en un primer momento con Cárdenas poner al pueblo por encima de cualquier otro interés, y posteriormente lograr la industrialización del país de forma efectiva.


Ante la voracidad social que mostró el neoliberalismo económico en México, la gente en 2018 volteo nuevamente hacía la propuesta de un Estado Benefactor que le ayudara a solventar sus problemas del día a día, sin embargo, hoy dicho Estado de Bienestar sigue estando relegado ante los mercados, su participación en la Inversión en maquinaria y tecnologías total ilustra muy bien su bajo nivel.


Gráfica 1. Elaboración propia con datos del INEGI (2020).


Aunque en los principios de justicia social parece haber avanzado este nuevo Estado, en lo referente al dinamismo económico sigue quedando mal parado y si no logra avanzar en esa participación, detonando el crecimiento económico a través de su inversión, pronto los mecanismos de justicia social quedarán nuevamente sometidos y la redistribución efectiva de la riqueza será una utopía durante este sexenio. Acorde con Jaime Ros (2015), México cayó en la trampa del lento crecimiento que consiste prácticamente en un Estado relegado por la incapacidad de incrementar su participación en la economía a través de una reforma fiscal y por un déficit de inversión en infraestructura que ha detenido el crecimiento económico afectado a las regiones más pobres del país y acrecentado la desigualdad. La imposibilidad de este hecho parte del principio de la deslegitimación histórica del gasto Estatal, cuestión que debe ser superable.


Conclusión


Pero bien. ¿qué apuntes nos quedan para la construcción de un nuevo Estado de Bienestar? La historia de México es clara y nos ha marcado muchos de los errores que se cometieron en el pasado.

El primer apunte que se debería tomar en cuenta es que la construcción de un nuevo Estado de Bienestar pasa obligatoriamente por mantener la cohesión social, tal y como lo logró Cárdenas, alrededor de un proyecto ya no solamente sexenal sino transexenal. A su vez esta cohesión social no puede ser mantenida por el actual mandatario únicamente por el hartazgo del pueblo con los periodos neoliberales, sino que se debe recurrir al dialogo y al establecimiento de un acuerdo político-económico y social, que a diferencia de otros acuerdos del pasado, tenga como tema principal la activación real del Estado de Derecho y la participación conjunta en la Economía entre todas las formas de organización económica que puedan existir en México: empresas privadas, sociedades anónimas, economías comunitarias, economías sociales, el Estado, los trabajadores y campesinos.

El segundo apunte es que el crecimiento económico si es importante, puesto que este da pauta a marcar las rutas del desarrollo social y económico, y el cual es el objetivo principal del Estado de Bienestar. En el pasado se obtuvo el crecimiento económico necesario, pero este estuvo sometido a una lógica de deuda, por lo que el actual planteamiento de la presidencia, de no endeudamiento excesivo es correcto. Asimismo, el pasado nos enseñó que el crecimiento se puede lograr a través del Estado, pero los objetivos del desarrollo no fueron claros y la desigualdad permaneció. Por ende, el Estado debe de incrementar su participación en la Economía, pero ya no con entes burocráticos, ni a través del excesivo uso de la deuda pública, sino como un Estado Empresario que dinamice la competencia y que construya las bases para el detonamiento de las fuerzas productivas del país. Este planteamiento, pasa forzosamente por entender que la actual carga tributaria de México es muy baja, así todos pagaran sus impuestos correspondientes, por lo que en el acuerdo político-social-económico que se plantea, este tema debe llevarse a discusión con las posturas de que cualquier reforma fiscal que se realice sea progresiva, debe permanecer la primera cardenista de la “justicia social”.


El tercer apunte, es que un Estado de Bienestar no puede comprenderse sin un Estado de Derecho eficiente. Los sistemas judiciales hoy parecen estar cooptados por una serie de intereses que le son ajenos a la sociedad civil, tienen aquí una labor titánica las sociedades de derecho.

El cuarto apunte que nos deja la historia económica y general de México es que el Estado Autoritario debió morir en 1971, pues sus formas de solución de conflictos rompen la cohesión social, y por ello el actual gobierno tiene un punto muy a su favor al declararse por la no represión del pueblo.



Bibliografía


INEGI, 2020, “Banco de Información Económica, Cuentas nacionales, Formación bruta de capital fijo por sector demandante”. Disponible en:Banco de Información Económica

Jaime Ros, 2015, “La trampa del lento crecimiento”, en: “Más allá de la crisis, el reclamo del desarrollo” coord. Cordera Rolando, eds. Fondo de Cultura Económica, pp 159-179.

Enrique Cárdenas, 2003, “La industrialización y el Estado: México”, en “Industrialización y Estado en América Latina. La leyenda negra de la posguerra”. Coord.. Enrique Cárdenas, eds. Fondo de Cultura Económica, pp 240-276.


Cesar Balcazar